Isabel le dice estas palabras a su prima María gracias al Espíritu Santo. Ella puede ver que María será la madre de Nuestro Señor Jesús, y además ve lo dichosa que es porque le ha creído a Dios. Así es, María ha creído en las promesas de Dios estando en total oscuridad, sin ver aún lo que sería de Jesús, de ella y de toda la humanidad, ella da el SÍ a Dios, confiando plenamente en que Él tiene el control.
Definitivamente es difícil creer cuando no ves, cuando no obtienes los resultados que esperabas, cuando las cosas no salen como tu querías, pero entonces ¿dónde queda tu fe? Recuerda que: La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (Hebreos 11,1).
Es decir, Dios te da una promesa, tú la ves difícil de cumplir pero aun así le crees por quien es Él y le das tu SÍ. Es ahí cuando pones a prueba tu fe y das un paso gigante en la confianza en Dios, la cual irá dando frutos a su debido tiempo.
Bueno, y ¿cómo le hago para tener esta fe? ¿cuál es la clave para creerle a Dios?
Es muy sencillo, en pocas palabras es LA ORACIÓN. Permanecer en constante diálogo con Dios es lo que te llevará a creerle a Dios. Esto ocurre porque cada vez que ores, el te comunicará su voluntad. Él te dirá cual es esa voluntad buena, agradable y perfecta que tiene para tu vida y que te hará feliz y plena. Platica con Dios todos los días y verás pronto los frutos, empezarás a sentirte más segura en las decisiones que tomas e irás avanzando con pasos más firmes.
Oración
Jesús, quiero estar en constante diálogo contigo, enséñame a orar. Estoy necesitada de ti y quiero saber cuál es tu voluntad para mi vida. Abre mis oídos para escucharte y aumenta mi fe para creer con el corazón todas tus promesas. Amén.