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Cómo llevar un Diario Espiritual

Hace tiempo que me gusta escribir, tomar pequeñas notas, dibujar palabras… siento que me ayuda a concentrarme y a desmenuzar las ideas que escribo.

Había escuchado sobre la “oración escrita” pero no me convencía la idea de que algo tan sencillo como escribir, se pudiera convertir en oración. Fue hasta que lo intenté que me di cuenta de que escribiendo puedo vivir una relación profunda con Jesús, hacerme cada vez más su amiga, escuchar con corazón abierto lo que tiene que decirme y transformar mi vida. Y no sólo esto, sino que he aprendido a conocerme más, al hojear lo que he escrito de días o semanas pasadas puedo identificar patrones, como si cada oración fuera una pieza de un rompecabezas… que solas tal vez no se entiendan mucho, pero juntas empiezan a tener forma y logro ver con más claridad mis inclinaciones, buenas y malas, en lo que tengo que seguir esforzándome y sobre todo las huellas de Dios junto a mí, su gracia que actúa hasta en los detalles insignificantes de mis días.

Al principio no estaba segura de hacerlo bien, no sabía si lo que escribía eran mis ideas o realmente estaba escuchando a Dios. Poco a poco he aprendido a escribir confiando en el Espíritu Santo, sin tener grandes certezas. Me he sentido más libre de ser yo misma con Jesús, a veces sin mucho que contar o sin lindas frases o deseos, y aunque por temporadas olvide donde está mi diario vuelvo a comenzar y lo retomo.

Hoy te comparto la forma en que lo hago y cómo hemos diseñado el Diario Espiritual para que te sea más sencillo llevar tu oración y disfrutar tus momentos con Jesús:

1. Invoca al Espíritu Santo

Escribir no es sólo para escucharnos, es para dialogar con Alguien más, así que siempre comienza por una oración al Espíritu Santo. En tu Diario encuentras una pero puedes escribir otra tú misma o buscar alguna que te ayude a silenciarte interiormente y entrar en oración. Lo importante es pedirle la gracia de ver su actuar en nuestros días.

2. Escribe con libertad

Siendo tú misma, como si le contaras a alguna de tus mejores amigas. Puede ser a forma de carta, enumerar situaciones que cargas en el corazón, preguntas, bocetos.

3. Escucha lo que Dios quiere decirte

La mejor manera es yendo a la Palabra de Dios, es un camino donde no nos perdemos. Te recomiendo ir al Evangelio o las Lecturas del día, no tengas miedo ni pienses que no es para ti ¡es sorprendente como siempre hay algo personal! Una palabra, una idea, un personaje, algo que te confronta… cualquier cosa que te haya llamado la atención escríbelo, la idea es confrontar nuestra vida con la Palabra de Dios.

Aquí puedes descargar el Plan de Oración del mes en curso que te indicará el Evangelio del día.

4. Pídele a Jesús

Hay veces que te nacerá pedir perdón al ver en lo que has fallado, no tengas miedo, Jesús te recibe siempre con los brazos abiertos. Otras veces te brotará del corazón pedir una gracia especial o simplemente conocer y vivir más el amor de Jesús. Pídele lo que te brote del corazón.

5. Agradece

Trata de identificar lo más valioso que has recibido con esta experiencia o durante tu día. Aunque haya días pesados o dolorosos siempre hay algo que podemos agradecer.

6. Comprométete sin miedo

Escoge algo que quieras ofrecerle a Jesús, sea una parte de tus luchas, tus esfuerzos, pequeñas acciones… lo que te brote del corazón. Te recomiendo que no te pongas metas altas, sino objetivos y metas que tú puedas cumplir y que sientas que Dios te invita a hacer ese esfuerzo. ¡Ánimo, cuentas con su gracia!

7. Recuerda todo lo que Dios ha hecho por ti

No olvides escribir la fecha cada día y dar una hojeada en un pequeño break semanal, proponte tomar 1 o 2 horas como “retiro personal” sea en tu casa, en algún parque, frente al Santísimo, donde más te guste y maravíllate de los frutos que Dios hace brotar de tu vida. Si ves que hace mucho no escribes o poco a poco lo dejaste a un lado ¡simplemente retómalo! Lo más importante es seguir caminando, sin desanimarse. Igualmente, cada 3 meses o 1 vez al año, es recomendable hacer este ejercicio de hojear los diarios, ver el camino que has recorrido y la fidelidad de Dios a tu lado.

Inténtalo ¡no te arrepentirás!

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